Un informe de la Organización Mundial de la Salud revela que 9 de cada 10 niños en el mundo respiran aire tóxico y advierte de las consecuencias que esto podría tener en las futuras generaciones, como afectaciones en el desarrollo neurológico, bajo peso al nacer, asma y otros problemas respiratorios, así como un incremento en las enfermedades cardiovasculares.