Lo vivido por los habitantes de Guerrero, en particular los del puerto de Acapulco y municipios aledaños es, ha sido y será un verdadero infierno, no solamente fue la fuerza y magnitud, ha sido la devastación, ha sido la inacción, la anarquía, el desdén, incapacidad, y la falta de seguridad.
La nueva pesadilla a la que se enfrentan los ciudadanos afectados, los habitantes de esta región de Guerrero, es la falta de alimento, agua, luz, servicios, dinero, trabajo, escuela, lo más elemental para que una persona pueda sobrevivir.
¿Acapulco volverá a estar de pie? Y no porque no se quiera, es porque no se puede, la autoridad actual en sus tres niveles de gobierno federal, estatal y municipal ha sido, evidenciada, rebasada y superada por las necesidades de los ciudadanos y empresarios, no hay guía, dirección, no se sabe qué hacer ante la tragedia de esta magnitud, no se sabe por dónde empezar, no se sabe qué acción tomar.
Lo rescatable de esta tragedia, es el vuelco de la ciudadanía, de los mexicanos, en apoyo de los afectados por el huracán Otis, el mexicano como siempre solidario en los momentos de mayor crisis, el gobierno de López Obrador ha ofrecido cualquier cantidad de dinero para la reconstrucción, los plazos más esperanzadores y los acciones más increíbles para que Acapulco se levante, el único problema es que esta historia y este cuento ya no lo sabemos, se dice mucho y se hace poco.
Hoy Acapulco no necesita todos, más allá de la grilla y política barata, yo, tu, todos podemos hacer algo por Acapulco.
¿Tú qué estás haciendo para que este infierno pase pronto?
