Nueva teoría afirma que el Sol terminaría devorando a nuestro planeta dentro de 10 mil millones de años.
Durante miles de años la Tierra ha sufrido toda clase de cambios drásticos en su ecosistema, catástrofes de escala global que han transformado la vida en el planeta.
Cambios de temperatura y atmosféricos, grandes terremotos, erupciones volcánicas e inundaciones colosales, impactos de meteoritos e incluso la división de los continentes.
La historia de la humanidad en la Tierra es relativamente reciente y hemos sido testigos de algunos de estos eventos, evidentemente sobreviviendo a todos ellos hasta ahora.
Nuestra mera presencia en este planeta ha significado ya una de las peores catástrofes para la vida en la Tierra, ya que hemos provocado la extinción de miles de especies de flora y fauna.
Además de contribuir al calentamiento global y el exterminio de ecosistemas completos por causa de la contaminación.
Por otro lado, nuestra propia tecnología representa uno de los mayores riesgos para nuestra existencia.
Aunque es claro que la vida en la Tierra es un evento cósmico que no durará para siempre, una nueva teoría parece haber fijado la fecha de expiración definitiva para este mundo.
Nature Astronomy publicó un estudio en el que se demuestra que nuestra estrella local, el Sol, se hará hasta un 60 por ciento más brillante antes de explotar.
Este preludio apocalíptico transformaría los ecosistemas de cada planeta en el sistema solar, y claramente aniquilaría cualquier rastro de vida en la Tierra.
La muerte de nuestro Sol está calculada para dentro de unos 10 mil millones de años, pero dentro de mil años, para el año 3000 d.C. ya habrá evaporado gran parte de los océanos.
Claramente, para esa fecha es muy probable que los humanos ya no estemos aquí.
En el caso más optimista habríamos avanzado al menos a ser una civilización tipo II, según la escala de Nikolái Kardashov, y nos encontraríamos estableciendo nuestros hogares en otros planetas.
En el peor de los casos, quizá no pasemos del segundo siglo de este milenio.
Mientras tanto, es suficiente saber que no será el hombre el verdugo definitivo de este planeta, sino sólo una plaga temporal.