Ante la fuerza de la naturaleza no hay nada ni nadie que pueda, llámese la potencia más poderosa del mundo o el más frágil de lo entes en el planeta.
Huracán Otis, será un nombre, que nunca olvidaremos en México, en particular los habitantes de Acapulco y Coyuca de Benítez, poderoso huracán categoría cinco, que en unas cuantas horas destruyó literalmente, La bahía más bonita del mundo, que afortunadamente la tenemos en el pacífico de México, desafortunadamente ahora le tocó.
Desastre total en Acapulco, pero quizá lo peor de todo haya sido el desatino, incapacidad y falta de voluntad, de los tres órdenes de gobierno, primero para prevenir y después para apoyar a los turistas y habitantes del famoso puerto.
Después del impacto vino lo peor, el gobierno no apoyó, pero quizá lo más grave es que minimizó los daños y afectación que Otis, el poderoso un monstruo destructivo, ocasionó al Acapulco por todos tan querido
Se cumple un mes y las autoridades brillan por su incapacidad, ausencia y compromiso para que resurja y el bello puerto de Acapulco y se levante, quizá no sea lo mismo de antes, los más optimistas dicen que podría quedar mejor, la realidad, lo que quieren los “lugareños”, los empresarios pero sobre todos los turistas que Acapulco resurja de sus cenizas.
Cómo siempre la solidaridad del pueblo mexicano se ha volcado para apoyar la reconstrucción y levantar la bahía de Acapulco, sabemos que se va a conseguir, sabemos que se va a lograr, lo que no sabíamos es que con las autoridades no podríamos contar.