El rechazo ciudadano al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela desató varias manifestaciones violentas que dejaron un saldo de al menos 16 personas muertas, de acuerdo con datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En medio de una crisis social, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se declaró presidente encargado, decisión que causó beneplácito de la oposición y de los líderes en el exilio.
Sin embargo, causó una división internacional ya que la juramentación de Guaidó tuvo el apoyo inmediato de los gobiernos de Estados Unidos, Argentina, Perú, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Brasil.
Incluso el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, pidió a Nicolás Maduro que renuncie ante la existencia de un nuevo “líder legítimo que refleja la voluntad del pueblo venezolano”, en referencia Juan Guaidó.
En respuesta, Maduro anunció el rompimiento de relaciones diplomáticas con el gobierno de Estados Unidos y advirtió que no tolerarán actos intervencionistas de otras naciones sobre la vida política en Venezuela.
Maduro dijo:
“He decidido romper relaciones diplomáticas y políticas con el gobierno imperialista de los Estados Unidos. ¡Fuera! Se van de Venezuela, aquí hay dignidad carajo!”
Pero por otra parte, Maduro cuenta con el respaldo de Rusia, Cuba y Bolivia.
Incluso, el gobierno de México indicó que no participará en el desconocimiento del gobierno del presidente de Venezuela.
La Secretaría de Relaciones Exteriores indicó que:
“México no participará en el desconocimiento del gobierno de un país con el que mantiene relaciones diplomáticas”
Además, en un posicionamiento conjunto México y Uruguay urgieron al gobierno de Nicolás Maduro, a la oposición encabezada por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó y a la comunidad internacional a reducir las tensiones y evitar una escalada de violencia que pudiera agravar la situación.
La crisis política se ha agravado y ha permeado en toda la sociedad porque la nación vive además una severa crisis económica que se traduce en una inflación que cerró el 2018 en 1.7 millón por ciento, un índice que el FMI calcula que llegará a 10 millones por ciento a fines de este año.
En diciembre, la canasta básica familiar llegó a casi medio millón de bolívares soberanos, lo que representa un incremento de 153,1 por ciento con respecto a noviembre, cuando se ubicó en 183.715,22 bolívares. La variación anualizada fue de 184.970 por ciento.
Lo anterior significa que para comprar leche, carne, arroz, jabón y gasolina, hay que ser millonario ya que estos cinco productos básicos cuestan más de 20 millones de bolívares.
Los venezolanos no sólo tienen productos casi inalcanzable, hay otros que simplemente no se encuentran en ninguna parte como la crema dental, el papel higiénico, el pollo, la harinapan –que se utiliza para hacer arepas, uno de los alimentos básicos en la dieta local- la leche las toallas femeninas, el aceite de cocina el café, los pañales, el arroz.
Ante el enojo, rechazo y desesperación, los venezolanos salen a las calles a manifestarse, incluso arriesgando la vida.
