Investigadores de la Universidad McGill de Canadá informaron que escuchar música incrementa la producción de dopamina en el cerebro. Dicho químico ayuda a deshacerse de la depresión y el estrés y mejora el estado de ánimo. Además, mejora el flujo sanguíneo de tal manera que influye en la disminución de colesterol y triglicéridos.
Se comprobó también que la música tranquila ayuda a disminuir el dolor muscular y de ligamentos y tendones, gracias a que en el cerebro se liberan analgésicos naturales del cuerpo.
Además, en un estudio realizado con musicoterapia a 51 niños con autismo demostró que la música ayuda a personas con este trastorno a mejorar sus habilidades de comunicación y a conectar con otros.